Por Arturo Roti
En los ochentas, la música dejó de ser solo sonido. Se convirtió en imagen, en historia, en estética, en espectáculo.
Y esa revolución, para muchos de nosotros, comenzó mucho antes de tener MTV en casa.
Yo era apenas un niño de primaria en Monterrey, y como muchos, tenía que madrugar para ir a la escuela. A las seis de la mañana el deber llamaba, pero también lo hacía la televisión. En casa no había parabólica, ni televisión por cable. Sin embargo, teníamos el Canal 8, el mítico canal local de C.E.M.P.A.E., que llenaba su barra matutina con una selección musical de videoclips inesperadamente buena. Sí, videos musicales en pleno amanecer. Ahí descubrí canciones como “Love is Like Oxygen” de Sweet, “Baby Come Back” de Player, “Babe” de Styx, o la desquiciada y psicodélica “Frankenstein” de Edgar Winter Group.
Más de una vez llegué tarde a la escuela por quedarme embobado frente a la pantalla. Lo que no sabía era que ese pequeño hábito mañanero sería mi primer contacto con el poder del videoclip.
Y luego… llegó MTV.
El 1 de agosto de 1981, el canal Music Television inició transmisiones en Estados Unidos con una frase que definía lo que estaba por venir:
“Ladies and gentlemen, rock and roll”.
Y con ella, un videoclip profético: “Video Killed the Radio Star” de The Buggles.
A partir de ese momento, la industria musical entendió rápidamente el poder de esta herramienta. No bastaba con sonar en la radio, ni tener una buena melodía o una buena voz, había que tener presencia en MTV. Había que contar una historia en tres minutos, marcar tendencia, impactar con una imagen, una actitud. El videoclip se volvió una clave esencial para conquistar al público. Por cierto, algunos grupos crecieron gracias al videoclip más que por su música.
Los privilegiados que contaban con antena parabólica podían ver MTV a toda hora, descubriendo nuevos grupos, estilos y modas con solo cambiar de canal. Para el resto de los mortales, surgieron refugios como RG en TV, conducido por Adrián Peña, que más tarde se transformaría en el inolvidable TV Rock, un programa que en más de una ocasión nos hizo correr por una videocasetera para grabar esos tesoros visuales del rock.
Videos que marcaron una era
Algunos videos de los ochentas no solo fueron populares: definieron la década, moldearon la cultura pop, marcaron tendencias de moda, y en muchos casos, catapultaron carreras enteras. El videoclip se había convertido en una nueva forma de hacer arte. No solo había que contar una historia, había que crear un universo visual, construir un personaje que conectara con una generación hambrienta de iconos.
El videoclip se volvió un espejo de los excesos, los colores, las fantasías y las angustias de esa década. Desde las coreografías teatrales hasta los efectos visuales revolucionarios para la época, cada video era un pequeño cortometraje que hablaba de quién eras, qué soñabas y cómo querías que el mundo te viera. Algunos eran épicos, otros surrealistas, unos más minimalistas, pero todos competían por algo más que un lugar en los rankings: buscaban permanecer en la memoria colectiva.
Y es que en esos años, la música ya no se escuchaba solamente por la radio o en discos de vinilo; ahora también se veía. Y eso lo cambió todo.
Aquí una selección de los videoclips que no solo se quedaron pegados a nuestra retina: se incrustaron en la historia del rock y del pop para siempre:
Michael Jackson – Thriller (1983)
Dirigido por John Landis, fue más que un videoclip: una mini película de terror con coreografía inolvidable. Cambió las reglas del juego para siempre.
A-ha – Take On Me (1985)
Combinando animación con acción real, su estilo visual fue innovador. Uno de los videos más vistos de todos los tiempos.
Peter Gabriel – Sledgehammer (1986)
Un derroche de creatividad con stop-motion y efectos visuales. Ganó 9 premios MTV en una sola noche.
Dire Straits – Money for Nothing (1985)
Uno de los primeros videos en usar animación 3D primitiva. Ironizaba sobre el mismo fenómeno de MTV.
Duran Duran – Hungry Like the Wolf (1982)
Un videoclip de aventuras filmado en Sri Lanka. Marcó la pauta del videoclip como formato cinematográfico.
Cuando el videoclip se vuelve en tu contra
Pero no todos los artistas brillaron en esta nueva era visual. Algunos se hundieron.
El caso más famoso es el de Billy Squier. Su canción “Rock Me Tonite” era poderosa, el disco tenía buen ritmo, y todo apuntaba al estrellato… hasta que se lanzó el videoclip. En él, Squier aparece bailando de forma torpe y provocativa sobre sábanas de satén, moviéndose de manera que el público rockero percibió como forzada y ridícula.
¿El resultado? Una avalancha de burlas, pérdida de credibilidad y el principio del fin de su carrera. Él mismo ha dicho que ese video mató su impulso comercial.
En los ochenta, tan importante como sonar bien era verte bien, o al menos, coherente con tu estilo.
MTV y los conciertos que nos marcaron
MTV no solo impulsó videoclips: nos trajo conciertos inolvidables a la pantalla. ¿Cómo olvidar el Live Aid de 1985? Queen, U2, Black Sabbath, David Bowie, The Who, Led Zeppelin reunidos por una causa humanitaria… y millones viendo desde casa gracias a la transmisión vía satélite.
Luego llegaron los MTV Unplugged, que mostraban el alma acústica de los gigantes del rock: Eric Clapton, R.E.M., Pearl Jam, Alice in Chains… y por supuesto, Nirvana, cuya presentación de 1993 fue un testamento emocional que adquirió aún más peso tras la muerte de Kurt Cobain.
Hoy, con YouTube y redes, cualquier video está al alcance en segundos. Pero aquella magia de esperar toda la semana para ver un solo videoclip, de grabar un programa en VHS con la esperanza de que saliera tu banda favorita, de descubrir a un artista a través de un solo video… eso fue único. Una era donde la imagen y la música hicieron un pacto con el tiempo y lo conquistaron todo. Porque en los ochenta, el videoclip no era un complemento de la música: era parte esencial del hechizo.
Y yo, claro, sigo recordando cómo me mojaba los zapatos corriendo hacia la escuela, con la melodía de Styx aún en la cabeza, y una imagen de Player que, como el videoclip, nunca se borra.
Arturo Roti (1968): Comunicólogo egresado de la UANL, rockero de corazón desde que Queen lo bautizó en su primer concierto. Fan del cine, el fútbol y de opinar de todo (aunque nadie lo pida). En el año 2000, dio vida al blog Ojo Eléctrico, donde desmenuzaba discos, rolas y conciertos, y que más tarde se transformó en una cápsula de televisión para el programa Amplificador de TV Azteca. Ha colaborado para El Norte y pintado casas con su jefe en los veranos. Vive con una banda sonora perpetua en la mente, porque, para él, la vida siempre tiene un soundtrack.
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