Por Teresa Martínez
La figura del albañil se ha mantenido relegada pese a que es fundamental en la construcción de las ciudades donde vivimos.
Sobre ese oficio empírico y comúnmente irregular, el arquitecto Mathias Goeritz planteó en su manifiesto Arquitectura emocional que “Arquitecto, albañil y escultor eran la misma persona”, una idea algo utópica si se observan sus dinámicas laborales.
La idea de Goeritz fue el punto de partida del artista Rolando Flores (Nuevo León, 1975) para explorar no solamente la labor del albañil, sino también los procesos creativos y de producción colectivos. El resultado está en la muestra Dinastía de albañiles. Otras arquitecturas emocionales, bajo la curaduría de Ixel Riñón, que estará hasta el 30 de septiembre en la Nave Generadores de Conarte.
En el proyecto, el artista se interesó no por representar la idea de Goeritz, sino en cuestionarla, invirtiendo las dinámicas cotidianas tanto de los albañiles como de los arquitectos y de los artistas que participaron, dejando el rol protagónico a los albañiles.
“A lo mejor un arquitecto y un artista pueden estar más cercanos, pero el albañil siempre va a estar más abajo”, opina el artista refiriéndose a la labor que ejercen los albañiles en la vida cotidiana.
“Pretender de mi parte que estuviera planteado de una manera más horizontal, también era mi misión. No quiero decir que les estén dando un homenaje, pero sí es ponerlos en un lugar donde hago una crítica a esta desproporción de las escalas de los oficios”.
La pieza central del proyecto es la historia de una familia que, por generaciones, se ha dedicado a la albañilería. El cortometraje Dinastía de albañiles. Conjunto escultórico, de 23 minutos, se desarrolla en tres bloques: el primero dedicado al abuelo, Gilberto Vargas Barrón.
“Él se vuelve como una especie de paisajista social, porque te va narrando los vaivenes y todo eso que los mexicanos hemos vivido: las crisis, los gobiernos; pero él lo hace desde una práctica como la albañilería”, define Flores sobre el mayor de los albañiles, cuyo padre también tenía el mismo oficio.
El segundo segmento está dedicado a su hijo Alberto Vargas Martínez, y el tercero al nieto Alberto Vargas Ginés. A la par que cada uno narra su historia personal y su vínculo con el oficio, el personaje construye uno de los muros de la escultura; están entrelazados, o ‘cuatrapeados’, como describe Rolando retomando el término de la albañilería.
El cortometraje se proyecta en medio de la exhibición, y la escultura recibe a los visitantes, solo que está fragmentada en bloques. Le rodean piezas conceptuales elaboradas con herramientas de la albañilería, algunas sí pertenecieron a los protagonistas, como las cintas de medir, cada una señalando la estatura de su propietario.

Dentro de la práctica artística en el colectivo Tercerunquinto, Rolando y el artista Gabriel Cázares han cuestionado, desde 1998, la idea del progreso fracasado a través de elementos relacionados con la construcción, presentes en el paisaje de cualquier ciudad de Latinoamérica. Bloques de hormigón, muros o monumentos, como el escudo nacional, son tratados en sus instalaciones como elementos escultóricos, interviniendo espacios, alterando el tránsito de sus usuarios o estableciendo dinámicas que forman parte de la obra. En Viejas unidades de construcción, un contrato económico, más otro posible (2022) adquirieron 550 bloques de hormigón de habitantes de la periferia de Monterrey —cada uno con características diferentes— en conjunto formaron un muro multicolor de 15 por 13.6 metros.
Esa última referencia podría ser la más cercana a la práctica artística que ha llevado en solitario Rolando, la escultura en la Nave Generadores fue realizada en un terreno baldío en Ecatepec, donde estuvo expuesta a la intemperie, y después de un tiempo, fragmentada en bloques para trasladarse a la primera sede de la muestra, en el Museo Universitario de Ciencias y Artes de la Ciudad de México. El desgaste es parte del traslado y manejo de la obra; como segunda sede tuvo al Museo de la Ciudad de Querétaro y el recinto ubicado dentro del Parque Fundidora es la última.
“Cuando empecé a ver al conjunto escultórico, además de apelar a los lenguajes plásticos de la abstracción geométrica, para mí es una forma de representación de cada uno de los albañiles”, explica el artista originario de Nuevo León.
“Estamos hablando de una escultura con ideas artísticas, aunque pareciera ruinosa. Y más bien parecería un evento arqueológico, Porque además se despojó de su contexto original, en eso hubo un daño que está presente todo el tiempo, y se acumula en cada traslado”.
Si bien hay conexiones con la práctica de Rolando dentro de Tercerunquinto, su exploración individual tiene un diálogo entre la narrativa del cortometraje y las obras conceptuales que pueden contextualizarse con las historias de los albañiles.

El tercer momento de la muestra es una serie de obras comisionadas a otros colegas de distintas disciplinas, quienes elaboraron una lectura de la pieza, cada uno desde sus perspectivas. Gabriel Cázares realizó una pintura con la misma paleta de colores del conjunto escultórico, incluyendo el cemento; Zaickz Moz creó una serie fotográfica que juega con los límites de la figuración y abstracción a través de la textura y encuadre del conjunto escultórico; José María Gómez de León Cantú elaboró un textil, junto con artesanos de Oaxaca, partiendo de la forma tridimensional y los colores de la escultura, utilizando la técnica “tapetes Barragán”. Y Paulina Sevilla conversó con los albañiles; sus apuntes se despliegan en collages sobre papel en formato acordeón.
“Regularmente, el arquitecto tiene un plano y dirige al albañil. Desde el principio me gustó que en el proyecto eso fuera al revés, porque aquí primero sucede el evento constructivo escultórico y luego los arquitectos van a analizarlo e interpretarlo”, observa el galardonado con el Premio Colección 1800.
Aunque se trate de un proyecto individual, el interés de Rolando por el trabajo colectivo sigue presente, al involucrar a creadores de otras disciplinas, incluso a la banda de música Mandala’s a la que pertenece el albañil más joven.
“Partió justamente de una especie de pensamiento como curador. Quise que los participantes fueran una especie de colaboradores, totalmente fundamentales para el proyecto precisamente por la frase de Goeritz. Se vuelve una diversidad de materiales y lenguajes”.
TM. En el documental hay una ambigüedad entre la construcción y la escultura. ¿Por qué quisiste presentar a los albañiles así?
RF. “Siempre me han interesado muchas esas intersecciones entre escultura y arquitectura. En Tercerunquinto siempre trabajamos con albañiles, entonces para nosotros es algo natural, solamente que en mi proyecto decidí, volviendo al tema de Goeritz, que me parece una utopía. En la exposición, me dijeron: «Nos conmovió vernos así, no sabíamos que pudiera ser de tanto interés lo que hacemos”. Entonces también se convierte en una crítica de estas escalas tan desproporcionadas entre ser arquitecto, ser artista y ser albañil.
Imagínate la importancia que ha tenido la albañilería sobre todo para el desarrollo de los centros urbanos, porque sí, su oficio asiste al de las ideas de progreso y desarrollo social, es decir, a la modernidad”.
Cuentas de IG:
Teresa Martínez (Nuevo León, 1985) es periodista freelance que ha colaborado en distintos medios corporativos y culturales como El Norte, Reforma, La Tempestad, Revista Replicante, Vida Universitaria y Leer Mejora tu Vida. Es egresada de la licenciatura de Artes Visuales en la UANL y actualmente cursa la Maestría en Cultura Pública en la Universidad Nacional de las Artes, Argentina. Organizó y editó un diálogo que moderó entre los colectivos de artistas Tercerunquinto y marcelaygina, publicado en el libro Nos gustaría contestar algunas preguntas. Colectivo marcelaygina 1997-2010 (MARCO-UANL, 2023). Se desempeñó como reportera durante 14 años en el periódico El Norte, donde produjo y realizó el programa Visita Guiada, una serie de videos acerca de las exhibiciones en museos, y en 2019 editó la revista Miradas. En 2016 fue galardonada con el Reconocimiento a la Excelencia en el Desarrollo Profesional de la UANL. Actualmente, es coordinadora de atención a medios en el Museo de Arte Contemporáneo de Monterrey.
Fotos: Cortesía.