‘Acaba con ellos’: una mirada violenta en tres actos a la Irlanda rural

La forma en que 'Bring Them Down' está articulada es producto sin duda de un buen trabajo del guión original que Andrews escribió junto con Jonathan Hourigan, y que no deja cabo suelto (algo cada vez más difícil de encontrar), así como las actuaciones de Christopher Abbott y Barry Keoghan.

mayo 10, 2025

Por Daniel Espartaco Sánchez

Acaba con ellos (2024), Bring Them Down en inglés, es una película irlandesa y británica que nos habla de un mundo violento en una Irlanda rural y contemporánea, y fue por ella que su director y coguionista, Chris Andrews, ganó como debutante en los Premios del Cine Independiente Británico 2024. Y bien merecido, con esta propuesta, Andrews nos fuerza a hacernos una serie de preguntas al apagar el televisor y tratar de conciliar el sueño, como hasta dónde está dispuesto a llegar un hombre al que le han despojado del sustento de su familia. O del otro lado: ¿de qué sería capaz un joven por ganar unos centavos y salvar a la suya? Si es la propiedad el origen de todos los males, el pecado original. Algo que incluso podría llevarnos a una idea falsa de la masculinidad. Un hombre tiene que hacer lo que un hombre tiene que hacer, te dicen, ¿pero es cierto? Y lo que subyace en el fondo de todas estas preguntas es la respuesta escurridiza de siempre…

Michael O’Shea (Christopher Abbott) lleva a cuestas el asesinato involuntario de su madre. Tras un paseo en auto con ella y su novia, Caroline (Nora-Jane Noone), su madre le dice que no piensa regresar a casa, que dejará a su padre, un bebedor y presumiblemente hombre violento. Lleno de ira, incapaz de asimilar la noticia porque nunca ha asistido a un taller de género, Michael acelera el auto hasta estrellarlo contra un árbol. La madre muere, pero Caroline sobrevive como único testigo y una cicatriz en el rostro. Michael no le ha contado la verdad a su padre, ahora incapacitado para caminar, y se dedica a hacerse cargo de la ocupación familiar desde hace 500 años: la cría de ovejas. Su exnovia se ha casado con un vecino rival, Gary (Paul Ready), quien conoce la verdad. Éste roba un par de ovejas de los O’Shea, dos sementales, algo que pone en riesgo la crianza del rebaño. “Un sólo macho no puede con todo el rebaño”, dice el padre O’Shea. El hijo intenta reponer la pérdida en un mercado local. Es ahí donde se da cuenta de que fueron Gary y su hijo quienes robaron las ovejas. Luego del altercado, Gary intenta provocarle un accidente en el camino, lo que lleva la disputa a un nivel que termina en el ataque al rebaño entero de los O’Shea y el asesinato del perro ovejero de Michael. Y éste debe sacrificar además a todo el rebaño, pues les han cortado sólo las patas traseras. Una escena terrible, sin duda la más impactante. Si la ves sin parpadear tal vez debas someterte al test Voight-Kampff. “Tráeme sus cabezas”, ordena el padre, y lo que ordena el padre debe cumplirse, incluso antes que llamar a la policía (como en Michoacán), por lo que da comienzo la vendetta.

Y es a partir del minuto cincuenta que vemos la historia desde el otro punto de vista, el de Jack (Barry Keoghan), el hijo de Gary. Fue él quien, en compañía de Lee, una mala influencia, decide ir a buscar las ovejas de los O’Shea. Al principio del filme, durante la escena del mercado nos enteramos de una banda de cuatreros que ha estado cortándole las patas traseras a las ovejas para disfrute de los pudientes, aunque esto signifique destruir el patrimonio y el sustento de familias enteras. Algo así como lo que hacen los blancos con los aguacates, sin saber los males que ocasionan en el mundo: explotación, esclavitud, trabajo infantil, sequía, despojo y desplazamiento forzoso de poblaciones enteras. Viene a cuento preguntarnos si vivimos en un mundo irracional hasta ese grado (fin del comentario social). ¿Y de quién es el pecado?, si es de Jack, con un padre alcohólico y no muy brillante, lleno de deudas, o de la forma como está conformada la sociedad. Y ya se sabe: el tercer acto es la síntesis de los dos primeros, el enfrentamiento entre Jack y Michael y todo lo que hay de por medio: los celos de Jack por Michael, y el rencor de éste al ver a su exnovia con otro hombre, aunque hay muchas cosas más. La forma en que Bring Them Down está articulada es producto sin duda de un buen trabajo del guión original que Andrews escribió junto con Jonathan Hourigan, y que no deja cabo suelto (algo cada vez más difícil de encontrar), así como las actuaciones de Christopher Abbott y Barry Keoghan, la banda sonora y el uso de planos subjetivos y la cámara inestable. Resulta hasta un poco simple decirlo, pero Irlanda no es sólo pubs e iracundos duendecillos con habanos, así como México tampoco es mariachis, tequila y burritos con sarapes. Bring Them Down nos muestra un mundo rural violento, como en tantas otras partes, donde hay historias humanas que contar.

¿Vale la pena verla? Sin duda, cuatro de cinco estrellas.

¿Y donde la veo? En MUBI, que ya sólo puedes pagar si desayunas, comes y cenas patas de cordero.

Daniel Espartaco Sánchez (1977). Es autor de varios libros, el último se llama Los nombres de las constelaciones. Ha ganado muchos premios literarios, pero no le gusta presumirlos. Lleva más de un año con la Clínica de Narrativa, un espacio virtual y físico de lectura y reflexión acerca de la escritura creativa. Vive en la colonia Narvarte, el único territorio con el que se identifica hasta el momento.

Foto: MUBI.

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